Perú «Hacía el trono de los dioses incas»
Han sido 4.000 Km en solitario con mi querida Copacati (Suzuki DR 650) sobreviviendo con niebla a la carretera de la muerte, disfrutando de la brisa del sol por la costa del Pacífico, rodando cerca del cielo por el Cañón de Colca y sufriendo como nunca en plena tormenta de nieve de camino a Cuzco. Todo el mundo (desde la policía al campesino pasando por los agentes aduaneros y los que me prestaron su techo) se portaron conmigo de maravilla y siempre estuvieron dispuestos a echar una mano haciéndome sentir como en casa. Nombrar a todos los que se cruzaron en mi camino y con los que compartí momentos del viaje sería una tarea francamente dificil pero si me gustaría nombrar especialmente a Quispe, Nancy, Raimunda, Felix, Alicia, Quenoa,Alejandro y especialmente al pequeño Harry. Hernando y Roberto Guerrero . Para todos ellos, para mi familia y amigos de España que con sus mensajes de apoyo me hicieron tenerlos siempre presentes les dedico las instantáneas de este viaje inolvidable.
Me tomo un mate de coca que es lo mejor para aclimatarse a la altura pero no consigo dormir muy bien esa primera noche quizá por el cambio horario… pero bueno, a las 6 de la mañana estoy en pie y tras la perfectas indicaciones de Roberto para salir de La Paz y tomar la carretera correcta me encuentro disfrutando de la moto con soberbias panorámicas y con la típica fauna autóctona. Pero un poquito más adelante comienza una fuerte lluvia y una espesa niebla que hace que no vea prácticamente nada por momentos y paso momentos realmente complicados.
Amanezco a orillas de Titicaca y tras un buen desayuno con unas excepcionales panorámicas del Lago. Me dirijo con mucho frío y nieve de camino a Copacabana.Tengo una imagen grabada dede hace muchos años de un viajero cruzando el Lago con su moto en una barcaza. De ahí que decida cruzar por Yunguyo y coger la barcaza en Tiquina para dar ese toque de sabor a viajes de antaño.En e stos viajes se pasa de la euforia al sufrimiento en numerosas ocasiones al día. Y ahora toca más frío, lluvia y nieve.
El agente aduanero me dice lo siguiente…»Lo siento amigo, no ha leido el cartel que tiene ahí delante»-¿Qué cartel?-Le respondo- «El cartel donde pone que es imposible pasar con ningún vehículo que no sea en propiedad». Le comento que tengo todo en regla, que vengo con un poder notarial y me responde…»Hace tiempo que no creo ni en lo notarios, ni en los médicos, ni en los curas»-
Yo tampoco amigo,-Le respondo. Por eso le pido que crea en mi. Vengo desde España para disfrutar de su maravilloso pais, y luego contarlo…(le doy una de las tarjetas que me hice para esta viaje de www.viajarenmoto.com) y parece ser que mis palabras calan en el corazón del agente y me dice que le entregue fotocopias del poder notarial, pasaporte etc y…»Bienvenido a Perú». Sellando nuestra amistad con esta foto.
Exhausto y cansado de tanta agua, nieve y granizo llego al pueblo de Santa Lucía a más de 4.000 metros de altitud sin saber si encontraré alojamiento. Allí me paro en una tienda que venden un poco de todo y me dicen que enfrente hay un hostal pero que no suelen alojarse gringos. Una chica que se llama Nancy se apiada de mi comentando que tienen habitaciones de lo que será un futuro hostal en su casa pero que no tienen camas preparadas. Le digo que no me importa. Que lo importante es dormir bajo techo y rápido me lleva para su casa y junto a su padre me preparan una estupenda cama.
Allí comienza el ripio del Cañón de Colca siendo complicada la conducción hasta el Mirador del Condor. Me quedan muchísimos kilómetros para terminar el viaje, quiero conservar la mecánica y voy a un ritmo realmente relajado. Voy pasando por pueblos preciosos dentro del Cañón. Todos tienen un arco de bienvenida y debes desviarte un poco de la carretera para disfrutar del encanto de su plazas e iglesias coloniales. No me canso de hacer fotos y voy en busca de uno de los platos fuertes del día…El Mirador del Condor. Llevo muchísimas horas sin cruzarme con ningún vehículo y me siento realmente privilegiado de estar cumpliendo un sueño.
Han pasado ya más de dos horas desde que dejé el Cañón y comienza a sobrarme ropa de abrigo. Estoy a punto de divisar el Océano Pacífico….percibo el olor del salitre y creo que nunca he disfrutado tanto de unos paisajes de ensueño y de la agradable sensación de la brisa en el rostro con el Océano Pacífico a la izquierda y un desierto inmenso a la derecha. Y en medio de esa cinta asfáltica una moto y un soñador. Por un momento tengo un deseo prácticamente irresistible de quitarme el casco y sentir aún más la sensación de libertad pero al final me conformo con quitarme las gafas Off Road y sentir como las mejillas van tostándose con el paso de los kilómetros
» Solo las grandes pasiones, pueden elevar el alma a las grandes cosas»
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