Estambul «Llamando a las Puertas de Asia»

Son las 5:30 de la mañana de un 30 de marzo de 2007 y acaba de sonar el despertador. Pero esta vez y al contrario de otros días laborables, cuando voy a coger la moto me doy cuenta que no me espera la oficina. La BMW R 1150 GS, está cargada hasta los topes y en pocos minutos me espera mi compañero en este viaje Jesús Blanco y su impresionante BMW R 1150 GS Adventure.

¡Vamos allá Blanco! le comento al llegar al punto de encuentro. ¡Vamos Recio! me responde. Y antes de arrancar su moto me pregunta… ¿Qué tienen los viajes en moto que enganchan tanto? No lo sé Blanco pero creo que es algo que no tiene explicación, ¿A quien explicarías de forma razonada que acabamos de dejar en nuestros hogares a nuestras respectivas esposas (Natalia y Raquel) y una niña de poco más de un mes en tu caso (Aitana) y yo a mi hijo de 14 meses (Juanito)?.¡Venga! ponte el casco y vámonos que cuando seas viejo te gustará contar nuestro viaje a las puertas de Asia a los hijos de Aitana.

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Brindando por el nuevo viaje

 

Tras la anécdota del zorro montamos nuevamente todos los bártulos y nos dirigimos hacia Kavala pero atravesando nada más ni menos que el mítico Katara Pass y los famosos monasterios de Meteora. La ruta fue espectacular con más de 1.000 curvas y frenadas. Atravesamos el Katara Pass con 50 cm de nieve a ambos lados de la carretera y finalmente disfrutamos de lo lindo contemplando el paisaje de Meteora y los monasterios suspendidos en el aire como si fueran una atalaya hacia Dios.

 

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Amaneceer en alta mar

Viaje publicado en la revista Motoviva de octubre de 2007
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Disfrutando de Gracia

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El Katara Pass nos esperaba con nieve

¡Que sensación más especial se experimenta al ver por primera vez todo aquello que sólo habías visto en libros y documentales! Lo triste, es que ahora la felicidad del presente pasará en unos minutos a ser melancolía
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Monasterios de Meteora…..atalayas hacia Díos

Por fin salió una foto buena y decidimos que ya estaba bien de hacer fotos a la Mezquita Azul y Santa Sofía). Dejamos las motos aparcadas cerca de la tienda de nuestros amigos de las alfombras y visitamos la Basílica de la Cisterna, una basílica llena de agua y un lugar realmente bonito que debeís conocer porque como bien decía mi amigo blanco «La basílica es bestial».

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Foto para el recuerdo en la Mezquita Azul de Estambul

 

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Atardecer de postal en Igoumenitsa

 

Desde allí nos dirgimos a Civitavecchia para embarcar esa misma tarde dirección Barcelona. En el barco nuevamente coincidimos con muchísimos amantes de los viajes en moto y pasamos ratos muy agradables en cubierta disfrutando del sol y de buena música. Al día siguiente llegamos sobre las 15:30 a Barcelona y afrontamos con tranquilidad los últimos 650 kilómetros que nos quedaban de nuestro viaje hasta llegar a nuestros hogares de Madrid y en nuestra cabeza resonaba una y otra vez la canción del pirata de José de Espronceda que habíamos aprendido en EGB pero esta vez cambiaba un poco la letra y decía lo siguiente:

«La luna en el mar riela en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Istambul.

Que es mi moto mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, viajar»

 

«La melancolía del viajero es la felicidad de estar triste»

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